Debido a su auge, el ecoturismo ya se convirtió en el segmento de más rápido crecimiento y el sector más dinámico del mercado turístico a escala mundial. Este movimiento apareció a finales de la década de 1980, y ya ha logrado atraer el suficiente interés a nivel internacional, al punto que la ONU dedicó el año 2002 a este.
La Sociedad Internacional de Ecoturismo (TIES)[1] define ecoturismo como "un viaje responsable a áreas naturales que conservan el ambiente y mejoran el bienestar de la población local".
El genuino ecoturismo debe seguir los siguientes siete principios,[2] tanto para quienes operan los servicios como para quienes participan:
- minimizar los impactos negativos, para el ambiente y para la comunidad, que genera la actividad;
- construir respeto y conciencia ambiental y cultural;
- proporcionar experiencias positivas tanto para los visitantes como para los anfitriones;
- proporcionar beneficios financieros directos para la conservación;
- proporcionar beneficios financieros y fortalecer la participación en la toma de decisiones de la comunidad local;
- Crear sensibilidad hacia el clima político, ambiental y social de los países anfitriones;
- Apoyar los derechos humanos universales y las leyes laborales.
- Pese a su corta existencia, el ecoturismo es visto por varios grupos conservacionistas, instituciones internacionales y gobiernos como una alternativa viable de desarrollo sostenible. Existen países como Costa Rica, Kenia, Madagascar, Nepal y Ecuador (Islas Galápagos) donde el turismo ecológico produce una parte significativa de los ingresos de divisas provenientes del sector turístico, e incluso en algunos casos, de la economía del país
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